
Jorge Hernández, vocalista y acordeonista de Los Tigres del Norte, reflexionó recientemente sobre la censura que enfrentan actualmente los intérpretes de narcocorridos, recordando que su grupo también vivió una situación similar hace más de diez años. En una entrevista con el diario El País, el músico sinaloense compartió una experiencia ocurrida en mayo de 2014 durante un concierto en un palenque de Chihuahua. Según relató, una autoridad se les acercó tras bambalinas para pedirles que evitaran interpretar ciertas canciones que, por su contenido, podían interpretarse como una apología de la violencia en un estado ya marcado por el conflicto.
Siempre accesibles, Jorge y sus compañeros no se opusieron a la petición. Preguntaron con respeto cuáles eran los temas que preocupaban, y finalmente decidieron eliminar del repertorio canciones como “Jefe de jefes” y “La granja”, a pesar de que originalmente sí estaban contempladas. Al salir al escenario, hablaron con su público y explicaron lo ocurrido. A diferencia de otros casos recientes —como el de Luis R. Conriquez en la Feria de Texcoco, donde hubo descontento—, el público de Los Tigres del Norte mostró comprensión y los ovacionó. Con más de cinco décadas de trayectoria, su repertorio es tan vasto que no tuvieron problema en ofrecer un espectáculo memorable, aún sin esos corridos.
“Tenemos tantas canciones que, si nos pidieran no cantar corridos, podemos seguir con el show sin ellos”, comentó Jorge Hernández. Sin embargo, el músico de 71 años no oculta su preocupación por la creciente censura hacia el género. Aunque él distingue claramente entre los narcocorridos que exaltan la violencia y los que simplemente relatan historias de vida, teme que las restricciones terminen alcanzando también a agrupaciones como la suya.
Hernández defendió el trabajo de los músicos como una forma legítima de narrar la realidad, similar a lo que hacen los periodistas. “Así como un periodista escribe un reportaje para contar lo que pasa, nosotros lo hacemos con nuestras canciones. Cantamos historias que conectan con la vida de la gente, que hacen reaccionar. Somos narradores de la vida de las personas”, afirmó.
Según el vocalista, el problema no radica únicamente en las decisiones del gobierno federal. Aunque se ha dicho desde la Presidencia que no hay una prohibición formal contra estos temas, la realidad en los estados es muy distinta. “Nuestra presidenta dice que no está prohibido, pero los presidentes municipales te piden que no cantes esas canciones. Entonces, ¿a quién le hacemos caso?”, cuestionó.
También planteó una reflexión interesante: si a los músicos se les pide que eviten retratar la violencia en sus canciones, ¿por qué no se hace lo mismo con el cine, que muchas veces muestra esa realidad de forma más explícita y visual? “A veces una película es mucho más fuerte que una canción. ¿Será que para los cineastas no hay restricciones, o solo aplican para nosotros?”, preguntó con ironía.
Frente a este panorama, Hernández considera que tal vez la solución no esté en cambiar el contenido, sino en cómo se presenta. “Creo que vamos a tener que dejar de llamarlos corridos. Vamos a tener que decir que cantamos historias, para no meternos en problemas”, concluyó.
La declaración del músico ha reavivado el debate sobre la libertad artística, la responsabilidad del contenido musical y los límites entre arte, narrativa y censura. En medio de un país con una compleja situación social, Los Tigres del Norte siguen defendiendo su papel como cronistas musicales de las vivencias del pueblo.
Credito: El Universal